Atelier, del francés: taller. Con esta palabra trato de enfatizar el diseño artesano y a medida de mis sesiones de formación. No trabajo con formaciones previamente concebidas, aunque sí con contenidos conocidos. Es decir, pongo el énfasis en “la entrega” de contenidos más que en los contenidos en si mismos. Interpreto que los contenidos existen y son accesibles. Se encuentran dispersos por diversas fuentes, autores, bibliografía, internet, etc Creo que el asunto es cómo hacer llegar dichos conocimientos a mi público en un aula, en un tiempo finito y en unas determinadas condiciones marcadas por la organización que me contrata. En mi opinión, este es el verdadero reto de una persona dedicada a la formación.

Donde realmente puedo aportar valor no es en replicar contenidos, ni tan siquiera en escoger los mejores, sino en diseñar la mejor manera para entregarlos y que sean más fácilmente aprehendidos e incorporados. Se trata, entonces, de encontrar la fórmula exacta, el mejor diseño que combine varios elementos: mi actitud hacia el grupo, mi capacidad de escucha de los emergentes grupales e individuales, la selección de los contenidos más pertinentes a desarrollar y de las técnicas para ilustrarlos, así como la emoción y energía para trasladarlos en cada momento de la sesión. Todas mis sesiones o programas de formación están al servicio del desarrollo de personas y equipos, y orientadas al mejor manejo de habilidades para el autoliderazgo y liderazgo de relaciones. En última instancia, se trataría de instalar un hábito de reflexión y autodiagnóstico sobre el tipo de impacto que cada cual tiene y quiere tener en otras personas.